Sunday, August 12, 2018

Limonada Frappé by Diana Reyes


Empieza con una amiga animándome a desembarcar en una ventura llamada “Study Abroad” en Cuba. Terminando mi primer año dentro del programa de doctorado, tenía reservas de que clases quería tomar, pero con una buena amiga y una buena profesora a mi lado, decidí lanzarme.  Aún puedo sentir el calor del sol en mis espaldas, el aroma a frutas cuando pasaba el mercado, el ruido de la gente en el parque conectándose al “WIFI”, las infinitas limonadas frappés que consumí en busca de amansar el calor, siento que parte de mí se quedó en Matanzas. Fueron dos semanas de trabajar con autores únicos, talentosos; con estudiantes, con trabajadores de las editoriales y de establecer amistades que durarán toda una vida. Mas que un “Study Abroad” en un país desconocido, más que una experiencia inolvidable, las dos semanas en Cuba, fueron dos semanas de reflexión y de valor. Aprendí que la traducción es mucho más difícil de lo que pensaba, hay que tomar en cuenta no solo la lengua en que se traduce, sino también lo que el autor quiere transmitir al público, si no se cumple con lo último, como traductor, uno falla. Pero a la misma vez fue traducir un país completo, a un lenguaje que me dejó perderme en él y a la misma vez poder valorar el día a día de alguien que se pierde en la rutina. Mientras los días pasaban, las amistades se reforzaban, la experiencia se registraba dentro de una como un tatuaje permanente y Cuba, se quedaba como sin pasar el tiempo, como estancada dentro de una cápsula de tiempo que, aunque las personas giren a su alrededor, permanece quieto.

Las amistades que se formaron, y más que todo la experiencia que se vivió, con colegas, con autores, con las personas de Matanzas, dejará una huella en mí. Pero esto no es el final de una etapa de “Study Abroad”, sino es el comienzo de una nueva etapa de mi vida como estudiante, como amiga y como persona con una perspectiva del mundo diferente.

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